La voz en la radio.
Al principio
nadie le prestaba atención a la voz que salía de la radio; la voz no era
profunda ni atractiva como muchas de las otras voces en las otras emisoras.
Pero poco a poco la voz ganaba más audiencia, atrayendo a los radioescuchas
como moscas con un pastel de caramelo.
"Hazlo" era lo primero que le decían
todos cuando ella les preguntaba por qué había tanto alboroto con ese locutor.
Nadie le daba una respuesta concreta, y casi todos tenían una extraña mirada;
algo perdida y a la vez con un brillo intenso como si hablar de aquel hombre en
la radio fuera como hablar de Jesús para los cristianos.
"¿Cuál
es la emisora?" preguntaba ella y lo único que le decían era:
"Sólo hazlo"
Eran las
siete y media de la noche y ella estaba atascada en un tráfico que no parecía
avanzar, era como si todas las personas hubieran decidido apagar sus autos y
quedarse con sus miradas fijas al frente sin ninguna preocupación. Pero claro
eso era una locura. Pero, ¿entonces por qué todo está tan tranquilo? pensaba
ella mientras asomaba su cabeza fuera de la ventana para ver si había
movimiento al frente; algún policía o trabajador empleado para remover lo que
sea que estuviera bloqueando el camino. Pero no había nadie, sólo una casi
infinita fila de automóviles apagados y en silencio. Bueno, no en silencio, las
radios en cada uno de los autos (al menos en los que ella podía escuchar)
estaban encendidas.
"¡HEY!"
gritó sintiendo un sensación electrizante en su pecho, era como si algo
estuviera a punto de pasar, como saber que se viene una gran tormenta, pero
ella no sabía qué era. Nadie respondía. La voz en la radio se escuchaba en la
calle.
Por alguna
razón ella no había querido prestarle atención a aquel tan famoso (¿PERO POR
QUÉ?) locutor, sus palabras que habían ganado tanta gente llegaban como mormullos
sin sentido a sus oídos. Ella tenía miedo.
Empezó a
tocar la bocina de su auto con toda su fuerza, el sonido chillante hacía eco en
la calle y después de un rato se detuvo porque el ruido le estaba dando un
tremendo dolor de cabeza y además nadie más parecía escuchar el chillido.
"Carajo" le dijo al retrovisor
mientras encendía un cigarrillo, vio el humo saliendo de su nariz y esfumándose
en la noche. Decidió encender la radio.
"Si
están escuchándome por favor cambien de emisora, no es a mí a quién deben
escuchar...por favor...sigan cambiando" decía el locutor Ronald en la 44.2
la radio de los recuerdos.
"¡NO NO
NO NO NO NO NO!....*silencio* sigan cambiando, él no está aquí, sigue
buscando..." decía Dj J.K en la 69.3 la radio para bailar de noche y de
día.
Ella encendió
otro cigarrillo tirando la colilla del último por la ventana. Sus manos estaban
temblando. Siguió buscando.
"Él no
está aquí" le dijo la voz profunda en la radio de los boleros.
"Hazlo"
decía la mujer que normalmente gritaba que Jesús estaba cerca en la 24.7 La
radio de la salvación.
"NO ME
ESCUCHES A MI Y SIGUE CAMBIANDO...SÓLO HAZLO" le dijo una voz casi al
borde de la demencia en la 101.5 la radio del rock más puro.
"Oh
Jesús..." dijo tirando el tercer cigarrillo por la ventana y apagando la
radio. Su corazón latía y varias veces ya había visto detrás del auto creyendo
que vería a alguien sentado en el asiento de atrás con una sonrisa siniestra y
mejillas enrojecidas por una excitación perversa. Pero no había nadie en su auto
más que ella. Se quedó ahí pensando en que la fila no se había movido ni un
centímetro y ahora la calle estaba aún más muerta. Alguien empezó a hablar
desde la radio apagada.
"Sé que
les han mentido toda su vida" decía la voz; una voz entrecortada y fea,
era como escuchar a un adolescente en pleno cambio de voz.
"Yo no
les mentiré, jamás lo hice"
Ella se
quedó boquiabierta con el cuarto cigarrillo colgando en su labio inferior. Su
garganta se había secado y su cabeza giraba.
"Ha
llegado el momento, todo va a cambiar y yo los ayudaré. Él no nos va a detener
porque Él no es el que manda. Jamás lo hizo" la voz parecía de repente
tener la fuerza de mil, como si no fuera un hombre o un joven al micrófono pero
una multitud de personas hablando como una sola. Cientos de voces saliendo de
la misma boca y todas con un mismo propósito.
Ella sabía
que había apagado la radio, estaba segura, pero entre más escuchaba a la voz
menos le importaba la lógica, la voz podría estar hablando de nubes moradas que
rociaban helado y ella lo hubiera considerado posible. Pero la voz seguía
hablando de "unidad" y de que Él estaba muerto y ella estaba casi
segura de que era cierto.
"HAZLO"
dijo la voz con sus cientos de tonos diferentes. "HAZLO"
Ella casi
asintió, ella casi aceptó. Estuvo a punto de gritarlo en voz alta, pero
entonces su madre habló; su madre que había muerto hacía diez años y que
siempre había creído en la idea de un cielo eterno a pesar del cáncer que
corroía sus entrañas como ácido. Su madre que siempre había creído en Él.
"Tú eres la única...por eso te traje a
este mundo...porque eso también vendría...TÚ, mi hija...debes pelear y muchos
más te seguirán."
Ella sentía
que ya no estaba más en su auto pero en un ataúd cientos de metros bajo tierra,
su pecho ardía y todo a su alrededor giraba de forma desquiciada. Salió del
auto dejando la voz de la radio y la de su madre ahí.
"¡NO!"
su grito se escuchó en la oscuridad.
Cientos de
puertas se abrieron, ella miró al horizonte donde los cientos de autos habían
estado muertos por horas, la gente empezó a salir de sus autos casi de manera
sincronizada. Ella notó que algunos de ellos tenían sangre en la boca y manos,
ella también observó que en muchos autos varios pasajeros yacían tendidos con
la cabeza hacia atrás. Al fondo una mujer gritó y luego no hubo más.
Ella se
quedó parada en medio de la calle mientras cientos de ojos la miraban con
rabia.
Ella empezó
a correr y ellos corrieron tras ella...
La voz
seguía transmitiendo su discurso enfermizo: "ÉL ESTÁ MUERTO SU CADÁVER ESTÁ
PUDRIÉNDOSE EN SU TRONO. MI TRONO"
Algo terrible había comenzado...
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